viernes, 25 de febrero de 2011

¿Qué pasará con Chile?


Al parecer para los grandes empresarios que buscan impecables oportunidades de negocio y con el máximo de regalías, Chile pareciera ser el país perfecto, el “jaguar” de Latinoamérica que está por convertirse en el país más contaminante de la parte sur del Continente.

Nuevamente se aprueba otro mega proyecto contaminante, otra central termoeléctrica, otra a carbón y otra sin que nadie pueda hacer nada, ya que la nueva forma de gobernar ha aprovechado perfectamente estas vacaciones para imponer proyectos que están bien lejos de la aprobación popular.

Ahora, tras un anonimato que solo se destapó en las redes sociales, el proyecto termoeléctrico Castilla, en Caldera, fue aprobado al igual que Isla Riesco, sin pensar en los compatriotas que habitan sus entornos, en la exquisita flora y la diversa fauna de aquellos parajes, que dentro de poco comenzarán a morir sin saber que quienes hipotecaron sus destinos supuestamente están encargados de proteger nuestro rico medio ambiente, pero que extrañamente aprueban la mierda que les impongan y siempre por unanimidad, ¿Raro, no?

Claro está, aquellos personeros de gobierno encargado de cuidar nuestros recursos naturales, sucumben ante el lobby gubernamental que seguramente condiciona sus acomodados puestos dentro de las Intendencias, pereciendo ante inversionistas que algo cortarán la cola por tan valioso voto de aquel personero ignorante que sin desmerecer, sacó su cuarto medio en el “Pelayo Bobadilla” y que difícilmente sabrá lo que significa un Eco Sistema y su valor para una sociedad que cada vez más se vende al capitalismo impuesto por un gobierno que no escucha y sólo reprime cuando alguien quiere alzar la voz.
Por otra parte, la oposición tampoco mete mucha presión, ya que seguramente la “conmemoración” del terremoto tiene más importancia que lo que pasa y pasará en una parte de nuestro desierto o el desastre que se desatará en la Patagonia chilena.

Es indispensable comenzar a movilizarse, a expresarse e informarse.
Seguramente el Festival de Viña no deja ver la realidad en tan urdidos planes por tapar estos “cara de rajismos” que favorecen a unos pocos en desmedro de cientos, miles y millones de chilenos que crecerán en un país con cero conciencia ambientalista y mucha gnosis capitalista.

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