Quizás
que pasaba por las mentes de esos viejos lindos un 26 de febrero de
1973, quizás en que cantina y entre que copas tomaron la decisión
de darle vida a un club de fútbol, un club que finalmente le diera
identidad a la ciudad más de lo que Badminton pudo haber hecho unos
años antes. Seguramente esos viejos pensaban con el corazón más
que con el cerebro, aunque ciertamente eran otros tiempos a la hora
de hablar de fútbol, en realidad era otro fútbol. Tiempos en que el
balón no se manchaba, tal como nos recordaría el año 2001 un
gordito bueno para la pelota.
Edmundo
Rojas Cornejo sería el primer valiente en agarrar el timón de
Curicó Unido y asumiría como el primer presidente de hasta ese
entonces sueño con futuro incierto, un club que sin pensarlo estaría
a minutos de desaparecer, pero que también tuvo la suerte de tocar
el cielo y hacer feliz más de una vez a esos seguidores
incondicionales.
Son
tantos años y tantos nombres que esta historia podría soportar
tantas páginas como -Word- aguante, son tantos hinchas, historias y
momentos que ni el INE podría ayudarme, pero sólo algunos nombres
podrán entrar, disculpándome de antemano con quienes merecen todos
los "tecleos" posibles y que mi frágil memoria puede
olvidar, pero aclaro, daría lo que fuera por incluirlos a todos.
Déjenme
empezar por Carlos Vega y Ricardo Oteíza, los primeros corajudos en
sentarse en el banco, los primeros en darle vida en la cancha a esta
institución en momentos que aún marchabamos en pañales. Ambos
serían los antecesores de Sergio Gutiérrez, afortunado DT Curicano
que tuvo la suerte de dirigir en más ocasiones al Curi, adiestrando
149 encuentros en cinco temporadas. Pasarían también por ahí
Guillermo Páez, Eugenio Horta, Pedro Araya, Luis Orrego, Luis Hernán
Álvarez, Roque Mercury, entre otros. (Les dije que faltarían
muchos).
No
busco hacer una cronología de 41 años, solo espero recordar y
homenajear a quienes han ayudado a pavimentar el ripioso camino de
nuestra institución, de seguro muchos no me perdonarían que pasara
por alto el nombre de Luis Martínez, un goleador de aquellos según
cuentan muchos hinchas a los cuales envidio por no poder verlo visto
anotar uno de sus 69 goles que gritó con la Albirroja. Tampoco puedo
pasar por alto a Juan Martínez, hermano de Luis y arquero de
aquellos, al cual por motivos que cada uno debe deducir lo apodaron
"Mono".
Aún
nadie logra sumar 221 encuentros como lo hizo alguna vez Manuel Díaz,
o los 207 de Larry Aliaga, los 188 de Juan Martínez, los 151 de
Sandalio Díaz, los 135 de Julio "pony" García, los 100 de
Roberto "huaso" Ortiz o los 75 del "chuleta" Luis
Vásquez, último gran capitán del Curi. Sin embargo esta historia
recién comienza y seguramente algunos otros podrán acercarse a
alguno de estos suertudos.
Imposible olvidar en esta pasada a la Sra. Edith Véliz Negrete, socia, dirigente y amante enamorada de este humilde club. Los Marginales tampoco quedarán fuera nunca, ellos aunque muchos no lo crean, fueron de los grandes responsables de que esta institución no desapareciera en la mierda más fétida de la cual tuvimos que salir, sin el aliento incesante de un reducido pero comprometido grupo, seguramente el título del 2005 y la corona del 2008 no hubiesen sido más que un sueño sin cumplir.
Se que ya se dieron cuenta que falta alguien, y lo dejé para el final para darle la importancia que se merece porque cambió mi vida desde que lo conocí y tuve la fortuna de compartir unas cuantas tertulias futboleras y porque se que además es el mayor responsable de la cruda pero satisfactoria existencia de Curicó Unido, en tiempos en que muchos cagones nos llamaron Curicó "hundido".
Mario
Muñoz Gutiérrez es sin duda esos tipos capaces de cambiar la
historia y la vida de los demás, entregándose por completo a sacar
adelante sus ideas y convicciones. Nada le importó con embargar su
vida por este club, tampoco cedió cuando entregó su casa para que
aquellos jugadores amateurs de tercera pudiesen pernoctar en nuestra
ciudad, al fin y al cabo para él irse a vivir a la sede de la
institución con su familia significaba un pequeño detalle. Fue de
aquellos que vendían y cortaban la entrada, fue camillero,
paramédico, voz del estadio, presidente y un montón de etcéteras
más. Dirigió durante 1997 y 1999 en siete ocasiones donde le tocó
ganar en 2 oportunidades, empatar una vez y perder 4 encuentros, en
tiempos donde lograr un triunfo era casi una epopeya épica.
La luz del "Viejo Mario", como cariñosamente le llamé, un seis de diciembre de 2012 se apagó para siempre de la vida terrenal, pero permanece intacta sobre la cancha de La Granja junto a otras luces que se fueron en calidad de mártires y que acompañarán hasta la eternidad a estas y las nuevas generaciones de hinchas que se seguirán sumando a este club poco ganador, poco victorioso y sufrido hasta el final, pero cada uno de nosotros cuando decidimos engancharnos a éste, supimos que no sería fácil y es eso tal vez lo que nos hace ser infinitamente especiales.
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